ANARQUÍA RELACIONAL
Claramente, hablamos de la escalera relacional. Tenemos una imagen mental de cómo es nuestra relación de pareja ideal y cuales son los pasos para llegar a ella. El orden da igual y hay variaciones culturales o contextuales miles. Va de cómo llegamos desde que nos conocemos hasta conformar una entidad sexo-afectiva socialmente reconocida y con carácter reproductor. Y después, ¿qué? ¿Hasta el primer conflicto irreconciliable? ¿Hasta que la muerte nos separe? Lo que yo no podría es perpetuar el mismo ciclo de creación y destrucción de parejas las veces que sea necesario hasta encontrar "la verdadera". Porque no creo que exista.
Esta idea de que las relaciones deben ir hacia adelante -en una serie de hitos imaginarios- me parece muy capitalista. Parte de una lógica de considerar positivo solamente el crecimiento, el avance o el progreso continuo. Asume que está bien solamente aquello que va progresando hacia un incremento (de cuidados, compromisos o tiempo compartido).
También creo que el énfasis en construir algo es muy reproductivo. No todas las relaciones necesitan ese componente.
Obligamos a los amores y a los proyectos a asumir esta lógica linear. Y yo me di cuenta que estoy muy contenta en lo estático, lo circular o lo espiral. Las relaciones lineares tienen un principio y un final. Así sea el fin último, la muerte juntxs para siempre, se asume que desenlazarán.
La idea de querer saber a dónde va tampoco da lugar para la incertidumbre intrínseca. Por más que yo desee que algo permanezca, continue, cambie o crezca, dos personas conforman una relación.
Para mí, la anarquía relacional ha abierto las posibilidades a salir de este esquema obligatorio. He tenido relaciones que subían por la escalera y todos sus hitos normativos de pareja pero, al acabarse el deseo de cohabitar de una de las partes, hemos dado un salto atrás y nos encontramos ahora estáticos en una dinámica que mantiene componentes platónicos y eróticos pero no va a avanzar más. Vínculos que deseo fuertemente de forma erótica se encuentran demasiado lejos para tocarnos, llevando a transformar nuestra intimidad de formas más platónicas y a construir mucho más nuestra relación emocional.
Amores con quienes no quiero tener contacto físico alguno me hacen sentir profundamente enamorada, con ganas de cohabitar y planear futuros conjuntos.