Estrecha Conviviencia Familiar

Muchas preguntas, pocas respuestas.

Está de más decir que todos cambiamos nuestra forma de vivir y habitar en 2020, algunos en soledad pero muchos otros más en familia y en estrecha convivencia; en la cual pequeñas pero recurrentes acciones se han vuelto enormes en mi cabeza, generándome incomodidad y molestia, cuestionándome el trato que reciben los hombres por parte de las mujeres que llevan mi sangre pero no mis ideales. 

Desde mi perspectiva familiar y al cotejar con otras familias, reales y ficticias; me queda claro que dentro de las familias “tradicionales” mexicanas las mujeres tienden a dar preferencia a los hombres de su linaje (sobre todo aquellas mujeres por lo general mayores de 40 años, madres, abuelas, bisabuelas, tías…).

A mis ojos, es en este tipo de cultura del hogar donde se queda tejido uno de los muchos hilos que van formando el machismo.

¿Quién les implantó a las mujeres el enaltecer y mimar tanto a los hombres de su descendencia? Entiendo que históricamente a los hombres han poseído mayor valor en una familia: la realeza esperaba tener al menos un hijo varón para poder heredar el trono, en muchas religiones ortodoxas los hombres son quienes toman las decisiones, y un largo etcétera.

Pero no somos realeza, no somos ortodoxos, ni los hombres c**** dinero entonces ¿por qué en este siglo una familia añora tener un hijo hombre, y tienen los bebes que sean necesarios hasta que nazca uno varón? 

¿Por qué a las mayores de la familia les molesta ver a un hombre hacer trabajos del hogar o que se sirvan su propia comida?

¿Por qué una madre pide a sus hijas como última voluntad velar por el bienestar del hermano varón? 

¿Por qué las ancianas justifican las acciones (malas acciones o inacciones) de sus hijos, nietos o sobrinos, así sean nimiedades?

¿Por qué las mujeres creen más en la explicación que les da un miembro de la familia hombre que en la que expresa un miembro mujer?

¿Por qué las abuelas cocinan pensando siempre en la comida que le gusta a su “consentido” (que por cierto siempre es hombre)? 

¿Por qué la matriarca de un hogar le exige más a una mujer en las tareas de la casa que a un hombre (a pesar de que ambos tienen otros trabajos)? 

Hoy la respuesta de varias abuelas siempre será - Así me educaron.

¿Por qué ante esto no puedo rebatir a los mayores o a LA ABUELA? 

¿Por qué en una discusión familiar, una mujer pide que dejes de reprochar a otra sus acciones generadoras de desigualdad?

¿Por qué no puedo diferir en ideas con mi propia madre?

¿Por qué no puedo ir en contra de mi familia?

¿Por qué si todo esto pasa piensan que no hay amor?

En estos días de extrema convivencia familiar ¿cómo les explicamos a nuestras familiares que su preferencia por los varones nos duele?

¿Cómo hacemos para limar las asperezas?

¿Tenemos que respetar su cultura, sin cuestionarlas por el simple hecho de que ya son mayores?

O ¿Tenemos que dejarlo pasar para “llevar la fiesta en paz”?

Tal vez la razón la tiene Ruth Buendía, líder indígena Asháninka, quien afirma: “la gente adulta ya no se puede educar, pero los niños sí se pueden educar (…) tenemos futuras generaciones que deberíamos educar, ahí tenemos esperanza”.

Entonces después de tantos cuestionamientos que me llevan a la frustración, me cuelgo de esa esperanza; pensando que mi generación o las generaciones más “jóvenes” lo cuestionamos todo o al menos nos cuestionamos más y podremos romper uno de los hilos que ayudan a tejer el machismo. 

Al final no tengo ninguna respuesta y tengo más preguntas:

¿Seguimos/Seguiremos difundiendo esta cultura donde los hombres viven en un pedestal dentro de nuestra propia casa?

¿Cómo queremos que se eduque hoy a las personas jóvenes con las que ya estamos conviviendo? 

O ¿qué ideas vamos compartir a los más pequeños y transmitir a los propios hijos?

Pero lo más importante ¿qué acciones tomamos para reforzar estas ideas?.


Mariana Aguilar

Soy mujer de la Ciudad de México con 28 años, me dicen Magui; un apodo que surgió al abreviar mi nombre con la intención de mantenerme segura en mis perfiles on-line… Entonces soy desconfiada, me gusta cuestionar así como entender la forma en que se hacen las cosas. Crecí en una familia amorosa y “tradicional”, gracias a quienes lo he tenido todo, sé que soy privilegiada, aunque en ocasiones lo olvido. Estudié Dirección de Empresas de Entretenimiento y actualmente estoy viviendo un periodo de introspección del cual espero comprender cómo aprovechar mejor mi existencia

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