Kerouac tenía razón

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La vida se despojó del falso intento de buscar afuera… aterrorizados todos, huimos a la guarida... ya que había tantas cosas sucediendo a la vez, que al final, el remolino lejos de atemorizarme me sedujo y yo sólo me dejé llevar... vivir es entender el remolino sin pensarlo… aguantar la tragicomedia de las mentiras pululantes que quedaron convertidas en farsa, ante la incrédula necesidad del Yo contemporáneo y del dolor inadaptable a estas nuevas exigencias del mercado atroz...

¿Qué habrá pasado con el valor de la palabra que hace no mucho se jactaba de estar en las buenas... en las malas? ...

La vida se quedó en algún lugar... pero… recordar… ¡Paciencia! Tu obra hablará por Ti…

Algo está naciendo... Quizá el verdadero sendero del que harto de fingir se derrota y cae de pie ante sí mismo pidiéndose perdón y ofreciéndose una disculpa... La mejor batalla es en la que no se necesitan perdedores... el ritmo es justo y la obra libre de prejuicios... busco ahora que no exista más la neblina turbia aderezando de salitre el mar de la vida, de la mente... las capas de líquido se secaron dejando a su paso dibujos de letras que no significan nada ya... No hay lugar para ti PASADO, ese pasado de ritmo frenético...

Volverá a llover y por las laderas resbalará agua nueva...

Con melancolía recordaré los tiempos a través del cristal…

Volveré a sentirme viva... deseosa de todo al mismo tiempo...

Kerouac tenía razón...

Después de haberme declarado zona independiente y libre de necias políticas exteriores, me proclamo como sumo soberano de lo que sucede de mi piel hacia adentro... Entendí por fin, que si mi forma de pensar, de vivir, de sentir, te agradan... es ahora un tema totalmente ajeno a mi jurisdicción... no reconozco más república que la de mis huesos, mi sangre, mi piel... sólo les pido me dejen ser quien soy… que ya que aún sin su anuencia estaría dispuesta a abolir cualquier cosa que tenga la limitación como fundamento...

Sumemos gracia... luz... fuerza creadora... todo ello está permitido y será multiplicado y aplaudido... aquí el punto final no llega ni a punto y coma... larga vida a los puntos suspensivos que lo mejor está por venir…

NO! Corrección… ¡Siempre está pasando lo mejor!

Denisse Noriega

Soy una mujer de 32 años. Tapatía con todo el corazón, pero enamorada hasta el tuétano de la ciudad de México, en donde vivo desde hace 8 años. Soy hija única de mis padres, la mayor en mi casa, pero tengo hermanos increíbles de ambos. Crecí con mi madre y conocí realmente a mi padre hasta los 11 años. Estudié economía y cambié el rumbo a diseño, aunque descubrí mi pasión en la pintura y en las bellas artes desde hace algún tiempo. Soy una mujer blanca, alta y delgada y entendí desde pequeña los privilegios y sobre todo los riesgos de mis características físicas en este país. Crecí en un entorno machista que normalicé casi toda mi vida. En casa, con amigos, con parejas, en el trabajo. Poco a poco he dejado entrar al feminismo en mi mundo. Ahora, trato día a día de romper mis registros mentales, de combatir mis tabúes sobre el placer y sobre todo de sanar la relación con las mujeres de mi vida.

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