Endemia
Ayer, hoy y mañana: encerradas.
Viviendo la pandemia.
Veníamos construyendo una resistencia bien poderosa.
Gritando y quemando.
Resistencia con antecedentes, claro, porque la historia de ellas y aquellas, que tienen nombres, viven en nosotras.
Así, nos encontramos de repente ante un fenómeno mundial que nos restringe un poco de las otras.
El escenario nos muestra crudamente en este acto, la desigualdad que ya vivíamos.
Nos recuerda fríamente que el confinamiento es un privilegio y que también, estar tranquila en casa lo es.
Los feminicidios no han parado.
La violencia no se enferma ni descansa (aún).
Pero sí enferma y sí arrebata.
Hoy construimos redes a la distancia.
Hoy seguimos exigiendo justicia para las niñas, jóvenes y mujeres que han sido violentadas.
Nosotras tenemos otros datos.
Nosotras vivimos a la par otra endemia.
Ayer, hoy y mañana, decimos que la "nueva normalidad" no incluye automáticamente una vida libre de violencia contra nosotras.
La justicia y la dignidad se construyen, se cuidan y floreceremos en ellas.
A la distancia nos seguimos organizando, ocupando y alzando la voz.
Contra la violencia de cualquier tipo y a favor de nuestros derechos.
Con la certeza de nombrar nuestra realidad, visibilizarla.
Con la posibilidad de renombrarla.
Por las que vienen y por las que ya no pueden.